O yo, o el caos



Estoy aquí para poner orden, para luchar contra el caos, para hacer que la gente cumpla las normas, para conseguir que todo fluya, que nada se desmande, que todo el mundo vaya por donde tiene que ir...

Soy recto y serio, y siempre ando por el medio cuando la gente se cruza entre si. Estoy en todos los sitios, siempre altivo, mirando a todo el mundo por encima del hombro, decidiendo sobre sus destinos implacable, haciendo que cada uno tome el camino que yo decido que tiene que tomar, y sin rechistar.

A veces enrojezco, no se si de ira o de falsa vergüenza..., el caso es que le paro los pies a la gente, que impido que sigan adelante hasta que lo decido. Y lo hago por sistema, simplemente siguiendo las normas, aplicando la legislación vigente, sin pensar, sin razonar, sin aplicar la lógica, sólo lo que dicen los códigos.

En ocasiones parece que dudo, pero en realidad nunca lo hago... Pueden parecer momentos de debilidad, en los que dejo margen, pero es solo para parecer magnánimo, para no parecer inflexible, para avisar de que la Ley es la que es y que nadie puede incumplirla. Es como un destello amarillento que podría indicar un cambio de humor, pero se convierte en casi un espejismo cuando poco después aplico mi decisión, implacable, enganchándome en la jurisprudencia, dejando que lo legislado decida, sin rastro de humanidad, con una frialdad de libro.

Todo esto no quiere decir que en algunas ocasiones no sea permisivo y deje que las cosas sigan, que todo fluya, que de luz verde para que los acontecimientos continúen su curso. Porque tener esta posición me permite juzgar y decidir, sin pensar, sin razonar, pero haciendo que todo siga, porque tengo capacidad para ello... permitiendo que las cosas estén en orden según la Ley, y solo según la Ley, sin darme permiso para que mis emociones intervengan.

A mis pies hay una alfombra en blanco y negro, sin color, por donde la gente pasa siempre con mi consentimiento, dejando que yo ponga ese color que les falta a sus vidas... Yo, que soy recto y estirado, que visto de oscuro y con una especie de birrete en la cabeza...

Me siento genial haciendo cumplir la Ley, poniendo orden en la vida de las personas, y haciéndolo desde mi púlpito, desde mi atalaya, desde mi estrado. Me siento avalado y me encanta que todos asuman mis decisiones, aunque en ocasiones no entiendan que estoy aquí para eso, para decidir en los conflictos, para impedir que se instale el caos, para aplicar la Ley y permitir que todo permanezca dentro de los cánones de la civilización.

En fin, que estoy aquí para impedir el caos... Y aunque pudiera parecerlo, no soy un juez... En realidad, soy un semáforo...