Aiko y Briggita



Aquel japonés llamado Aoki (en japonés, árbol verde) llegó a Oslo, en Noruega, en un viaje de trabajo programado, y al llegar allí no pudo por menos que exclamar: ¡que magnífico komorebi! (en japonés, la luz que se mezcla a través de las hojas de los árboles), justo cuando decidió dar un paseo por aquel parque antes de su difícil reunión.

Poco después, y puesto que no había desayunado, decidió entrar en el pequeño establecimiento de la esquina y pedir un café con palegg (en noruego, cualquier cosa que le pongas al pan) con el objetivo de tomar energías para abordar la reunión con el suficiente ánimo.

Allí conoció, un poco a lo tonto, a Briggita, que aunque podía parecer noruega era sueca, y decidió sincerarse con ella contándole los miedos que le atormentaban de cara a su reunión. Aquella joven, que trabajaba como responsable de departamento en el Ikea de Oslo, terminó por convencerle de que debía seguir su propio mangata (en sueco, el reflejo de la luna, como un camino, en el agua), algo que casi sin pensarlo, decidió imponer en su determinación.

A pesar de todo, y mientras le pagaba el café al camarero filipino, Aoki seguía teniendo una buena dosis de kilig (en tágalo, la sensación de tener mariposas revoloteando en el estomago), lo cual no era ni bueno ni malo, sino que le hacía sentir cierta inseguridad.

Con demasiada frecuencia, aquel japonés hacia tsondoku (en japonés, comprar un libro, no leerlo, y dejarlo apilado sobre otros libros no leídos), dejando buena muestra de su inconstancia, pero en esta ocasión no podía permitirse ese lujo. En esta ocasión tenía que darlo todo, aunque no estaba muy seguro de cómo hacerlo... 

Sin embargo, un apasionado forelsket (en noruego, la euforia indescriptible que experimentas cuando te enamoras) se había instalado en su corazón tras aquella breve pero intensa charla con Briggita, lo cual no le permitía centrarse en preparar la reunión como era necesario y hacia que su kilig se disparara hasta la saciedad.

Así las cosas, decidió abstraerse de todo y no se le ocurrió mejor manera de hacerlo que invitando a pasear a la joven sueca por el hermoso parque que había descubierto hacía poco. Mientras le mostraba aquel apasionante komorebi, Aoki le explicó a la joven que el kilig se había apoderado de su ser, y que aquel forelsket le daba una fuerza increíble que en realidad necesitaba para abordar aquella maldita reunión con éxito.

Briggita no pudo por menos que sonreír para, tiernamente, explicarle a Aoki que el mangata ayudaba a encontrar el camino, pero que no servía para sustituir la preparación y la experiencia, y que debía compensar su tendencia al tsondoku con altas dosis de forelsket por el trabajo, a la vez que el kilig debía pasar de forma fluida de su estómago a su cabeza.

Aquel japonés llegó a su reunión fortalecido y, tras una fantástica actuación, consiguió dar los pasos previos necesarios para que su compañía llegara a un importante acuerdo de colaboración con el principal fabricante europeo de teléfonos móviles. 

Y todo fue gracias a Briggita, con quien tras compartir aquel café con palegg de no sé qué, y sentir gracias a ella aquel profundo kilig, pudo convertir aquella especie de tsondoku en un forelsket por la vida que le llegó como un mágico komorebi.

Aiko y Briggita no volvieron a verse nunca, pero ella permaneció siempre en su mente y en su corazón, y no porque aquella reunión le alzara a un puesto directivo en su empresa que le permitió ser el ejecutivo del año en Japón, sino por aquel profundo forelsket que removió sus entrañas con un diabólico kilig, que hizo que encontrará el mangata entre el komorebi, en los negocios y en el amor.


* Aoki: en japonés, árbol verde

* Komorebi: en japonés, la luz que se mezcla a través de las hojas de los árboles

* Palegg: en noruego, cualquier cosa que le pongas al pan

* Mangata: en sueco, el reflejo de la luna, como un camino, en el agua

* Kilig: en tágalo, la sensación de tener mariposas revoloteando en el estomago

* Tsondoku: en japonés, comprar un libro, no leerlo, y dejarlo apilado sobre otros libros no leídos

* Forelsket: en noruego, la euforia indescriptible que experimentas cuando te enamoras